La utilidad de la compresión

A menudo resulta muy útil comprimir archivos (textos, imágenes, sonidos, vídeos, programas, etc.) cuyo peso es elevado para reducir así su tamaño o simplemente para agrupar varios archivos en un archivo comprimido. Por definición, los archivos comprimidos ocupan menos que los originales, lo que resulta muy interesante a la hora de enviar documentos adjuntos por correo electrónico, por ejemplo, o de guardar archivos.

La compresión reduce el tamaño de los archivos codificando en otro formato los datos que contienen. La eficacia de la compresión se mide por el porcentaje de compresión, definido por la relación entre el tamaño del archivo comprimido y el del archivo inicial. Ese porcentaje difiere de un tipo de archivo a otro. Tomemos como ejemplo los archivos de audio en formato mp3 o de vídeo en formato AVI o las imágenes en formato JPEG. Estos formatos ya ofrecen una compresión, por lo que su tasa no será demasiado elevada, contrariamente a los archivos de texto, por ejemplo.

Según el formato de compresión utilizado, el archivo resultante de la compresión, llamado archivo, poseerá una extensión diferente (.zip, .rar, .tar, .ace, .cab, .bz2, .gz, .rpm, etc.).

Existen varios programas capaces de comprimir y descomprimir archivos. Actualmente, los principales programas de compresión y descompresión ofrecen más o menos la posibilidad de administrar los diferentes formatos...

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