El mundo de la informática se encuentra en una situación de cambio continuo en la que lo único que no cambia es que todo cambia constantemente. Desafortunadamente, los acontecimientos de los últimos años no contradicen esta tendencia. Las prácticas que se toleraban antes o que se consideraban buenos hábitos (como las implementaciones personalizadas o las tareas manuales) suponen hoy un verdadero freno para la innovación y la transformación de las empresas.
Antes de comenzar a configurar servidores y aplicaciones con Ansible, piense primero en la finalidad del proyecto: el hospedaje de aplicaciones. A menudo, se comete el error de perder al interlocutor con detalles demasiado técnicos sobre las diferentes posibilidades de implementación. No hay que olvidar que lo importante para el cliente no es saber si su aplicación se alojará en una máquina física, virtual o en un contenedor, sino disponer de una aplicación funcional, independientemente de los medios utilizados.
Es fundamental saber escuchar al cliente y tranquilizarle aportándole datos pertinentes. Por otra parte, deberá hacer prueba de pedagogía para que este pueda entender lo importante que es una buena configuración. Y si consigue sensibilizar suficientemente a su cliente respecto a las problemáticas relacionadas con la producción, como la seguridad y la explotación, este se mostrará más receptivo a las mejoras que le proponga.
El diálogo con el cliente es primordial en el éxito de todo proyecto. Una manera de establecerlo es mantener una buena relación con los diferentes miembros de la cadena de producción. El director de sistemas de información debe mediar a menudo entre los participantes, que tienen diferentes exigencias. Es fundamental no perder de vista el objetivo principal: poner a disposición de los usuarios una aplicación. Por ello, es especialmente importante dejar de lado las diferencias y comprender y valorar las necesidades de cada uno para poder trabajar en equipo y lograr el objetivo común.
A veces hay que saber cuestionar lo ya existente en una empresa. A menudo, el sistema de información es el resultado de un largo y caótico conjunto de compromisos. En ocasiones, los diferentes participantes se ven obligados a crear numerosas pruebas y procedimientos con los que cubrirse las espaldas o, lo que es peor, con los que demostrar que los demás han cometido un error. Por ello, no se pueden simplificar y reducir los procedimientos si los miembros de los diferentes equipos no hacen prueba de benevolencia entre ellos.
La automatización de tareas debe llevarse a cabo a lo largo de todo este proceso de transformación y debe servir para aportar una solución a aquellos problemas que plantean mayores dificultades. De esta manera, ante dos tareas que planteen el mismo nivel de dificultad, se deberá automatizar aquella que permita ganar más tiempo al equipo o que represente mayores quebraderos de cabeza. Las herramientas como Ansible permiten automatizar tareas de la forma más sencilla posible adaptándose a lo que ya existía.
Al final de este proceso, solo debe quedar lo estrictamente necesario: construcción de entregables, tests automatizados, actualización de plataformas, etc. Como se ha repetido a lo largo de todo el artículo, automatizar tareas no es un fin en sí mismo y solo se debe automatizar cuando ello aporte realmente un valor añadido. De nada sirve automatizar tareas si estas no son pertinentes. En dicho caso, la automatización solo añadiría complejidad técnica sin aportar beneficios ni a su cliente ni a los usuarios.
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Yannig Perre tiene una larga experiencia como administrador de sistemas y se ha especializado en la gestión de aplicaciones desarrolladas en microservicios con la ayuda de contenedores. A este saber hacer, se añade su dominio de diferentes herramientas para gestionar las problemáticas relacionadas con la instalación, resiliencia, escalabilidad y publicación de aplicaciones en Internet. Todo ello asociado a su conocimiento del mundo del código abierto, le permite ofrecer a sus lectores libros realmente eficaces sobre Kubernetes y Ansible.
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